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Parroquia San Ramón Las Mellizas –Mariapolis Lía

Invitación a participar apertura de Puerta Santa. Domingo. 24 de agosto, Catedral de San Nicolás de los Arroyos

Redención

La creación tiene su bondad y su perfección propias, pero no salió acabada de las manos del Creador. Fue creada “en estado de vía” hacia una perfección última todavía por alcanzar, a la que Dios la destinó. Dios es soberano de su designio pero para su realización se sirve también del concurso de las criaturas. Esto no es signo de debilidad sino de la grandeza y bondad de Dios Todopoderoso. Dios concede a los hombres incluso poder participar libremente en su providencia confiándoles la responsabilidad de “someter” la tierra y dominarla. Así, se puede descubrir que Dios en su providencia todopoderosa, puede sacar un bien de las consecuencias de un mal, incluso moral causadas por sus criaturas. Del mayor mal moral que ha sido cometido jamás, el rechazo y la muerte del Hijo de Dios, causado por los pecados de todos los hombres. Dios por la superabundancia de su gracia sacó el mayor de los bienes: glorificación de Cristo y nuestra redención.

Toda la vida de Cristo es misterio de redención. Nos viene ante todo por la sangre de la cruz. A muerte de Cristo es el sacrificio pascual que lleva acabo la redención definitiva de los hombres por medio del “cordero que quita el pecado del mundo” y el sacrificio de la Nueva Alianza. El “amor hasta el extremo” es el que confiere su valor de redención. “Hasta los muertos ha sido anunciada la Buena Nueva. El descenso a los infiernos es el pleno cumplimiento y de la extensión de la obra redentora a todos los hombres de todos los tiempos y de todos los lugares porque todos los que se salvan se hacen partícipes de la Redención. Jesucristo, elevado al cielo y sentado a la derecha del Padre, habiendo cumplido así su misión permanece en la tierra en su Iglesia como Redentor y fuente de autoridad para la su Iglesia como, instrumento de redención universal.

Apostillas

Creo que todos hemos dicho u oído alguna vez esta frase tan sentenciosa de Don Quijote (II, LVIII): “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”.

La famosa frase, «¡Libertad, libertad, “cuántos crímenes se cometen en tu nombre!», fue dicha por Madame Roland, una figura destacada de la Revolución Francesa, justo antes de ser guillotinada en 1793.

Salida ante algo tan serio, la creatividad del Chavo de 8 Bolaños. Fue un gol universal. Enorme minucia.

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